El murciélago y el jilguero
Un jilguero encerrado en
una jaula colgada en una ventana cantaba de noche. Oyó un murciélago desde
lejos su voz, y acercándosele, le preguntó por qué cantaba sólo de noche.
-- No es sin razón -- repuso -- porque de día cantaba cuando me atraparon,
pero desde entonces aprendí a ser prudente.
-- ¡ Pues no es ahora cuando debías serlo, pues ya estás bien enjaulado,
sino debió haber sido antes de que te capturaran ! -- replicó el murciélago.
La
prudencia es para vivirla antes de caer en el error, no para después de la
desgracia.
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