El apicultor.
-¡Bichos malvados, -les dijo el apicultor-, dejaron marchar sin castigo al
que les había robado los panales, y a mí que les cuido con cariño, me hieren de
un modo implacable!
Muchas veces sucede que vemos con desconfianza a nuestros amigos, pero
por ignorancia le tendemos la mano a quien es nuestro enemigo.
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