Aunque para muchas personas resulte sólo un acto de
consumismo, la historia detrás del Día del Niño tiene un origen bien definido.
En
1954 la Asamblea General
de la ONU aprobó
una resolución a través de la cual se establecería el “Día Universal del Niño”
con el fin de promover anualmente un día consagrado a la fraternidad y
entendimiento entre los niños y niñas del mundo entero. El organismo encargado
para desarrollar ese proyecto fue la
UNICEF.
Desde
entonces, son más de cien los países que celebran la fecha, a pesar de que la
fecha estipulada varía de acuerdo al lugar.
En
Venezuela corresponde al tercer domingo de julio, mes que por demás coincide
con el inicio de las vacaciones escolares y que permite una disposición total
de los infantes a esta celebración en vista de que tienen más tiempo libre. Por
lo general se organiza un serie de actividades culturales, de entretenimiento y
expresiones artísticas, además de distribución de juguetes entre las poblaciones
más necesitadas, aunque el propósito vaya mucho más lejos.
El
día del niño es una oportunidad para llamar la atención de los entes
gubernamentales en lo que se refiere a las necesidades infantiles y de los
padres para que estén al tanto de lo que pueden exigir.
Igualmente,
se busca informar a los niños para que ellos sepan cuando son víctimas de algún
abuso o si no están recibiendo lo que por derecho les corresponde: educación,
vivienda y una alimentación sana, entre otras cosas.
Es
importante señalar que estos derechos les pertenecen sin excepción de ningún
tipo a todos los miembros de la población infantil, que en Venezuela aumenta
considerablemente cada año.
El
Día del Niño es entonces un deber de los padres y un derecho de los más
pequeños, quienes a través de este estímulo
y del reconocimiento de su valor como forjadores de un futuro no muy
lejano, serán capaces de ofrecer a los demás, armonía y amor por las demás
generaciones y una labor de muchos frutos.
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