Esta semana fui con mi
mamá a comprar los útiles que necesito para continuar con mis estudios de
primaria. Fuimos a varias librerías y ferias escolares. La verdad es que dimos
muchas vueltas, pero al fin logramos encontrar todo lo que aparece en la lista
que nos dieron en el colegio. Mi
abuelo, al ver todo el cargamento que
llevamos a casa, el morral, los libros de textos, libretas, lápices, creyones, regla, escuadras,
compás, resmas de papel, pega, borrador , tijeras, etc, etc, sin contar los
uniformes, recordó que en su tiempo de escolar llevaba solamente un
pizarrón chiquitico, es decir, una pizarrita, unas tizas y un trapito para
borrar. Con esto aprendió a hacer las letras, a escribir, a realizar los
números, a sacar cuentas y a dibujar. En cambio mi papá se refirió a su época
estudiantil casi igual a la de ahora, pero con los útiles mucho más baratos y
sin morral, pues utilizaba una especie de caja de cuero con correas como los
morrales, que también se colgaba a la espalda,
y que llamaban bulto. (Me imagino
a mi papá con ese bicho encima y me da risa, Ja. Ja.Ja. Ja. Ja. Ja.) Viendo el
esfuerzo que hacen cada año mis padres para proveerme de todo esto, me propuse, primero, a sacar buenas notas en los exámenes y a
cuidar lo que me compraron con más esmero para poder utilizarlo el próximo año
o para que se lo pasen a mi hermanita que va una año detrás de mi en sus
estudios, aunque ella, al oír esto,
frunció el ceño en señal de desaprobación, pues piensa, como todos, que los de ella
deben ser también bien nuevecitos y tiene razón…Ja. Ja. Ja. Ja. Ja. Ja. ¡Hasta el domingo!!!
CHIPI (Carlos Páez Ortiz)
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